Somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio

Tras la información que facilitamos en el último “post” fechado en enero, en el que estimábamos que el recurso de apelación presentado por el metro de Bilbao podía demorarse entre 18 y 24 meses, y que el propio Julio Ibarra, en un documento firmado por él, nos informaba como vertiginosamente había sido admitido a trámite el pasado 27 de enero. Fuentes cercanas al periodista nos comunican que a mediados del mes de marzo, Julio deberá acudir a declarar nuevamente al Juzgado de Instrucción nº 7 de la Audiencia Provincial de Bizkaia.

Julio Ibarra ya nos mostró, en el documento publicado el 28 de enero, su estupor por lo extraordinario y excepcional de esta medida. Ya que desautoriza lo anteriormente pronunciado por el Fiscal y el Juez de Instrucción, y por decirlo de un modo coloquial y a la vez cinematográfico esto supone “volver a empezar”.

Volver a declarar lo ya ratificado en diferentes documentos e informes entregados en su momento a los responsables del suburbano.

Volver a estar entre abogados, pleitos y tribunales tal vez 12, 18 o 24 meses más. Mientras el metro de Bilbao paga con dinero público a sus abogados y utiliza recursos públicos para su defensa, a Julio Ibarra le está costando un deterioro notable de su imagen, de su salud, en definitiva de su vida.

Volver a estar peleando, a demostrar lo que en teoría todo el mundo debería saber, que esta acusación está vista para sentencia. Que es un juicio perdido. Que no están buscando justicia (la de verdad), están buscando simple y llanamente VENGANZA.

El grupo de apoyo a Julio Ibarra JULIO AURRERA! seguiremos informando acerca de las novedades del proceso que se vayan produciendo a lo largo del mes de marzo, y como ya hicimos anteriormente, mostramos a Julio las puertas de nuestro ”buzón” abiertas para que nos haga llegar las aportaciones que crea convenientes.

Las palabras, las de ellos, se descubren necias, faltas de contenido. Sus palabras revelan desidia, prepotencia, sed de venganza.

El silencio, el de Julio, representa un grito ensordecedor. El silencio muestra la nobleza, el silencio es poder.